La Biblia no es un libro de texto de teología sistemática, ni es un manual de textos de prueba de un doctorado, ni siquiera un libro de buenos consejos morales. La Biblia es más bien una historia.
Es una gran narrativa enriquecida con el cruce de diferentes caracteres en una saga que se despliega en amor infinito, una horrible pérdida y una restauración gloriosa al final.
En el centro de la historia emerge una gran figura singular. Cada profecía y parábola, cada canción y símbolo, cada oración que se lamenta por la justicia y ruego que llora por misericordia, cada grito de ayuda y anhelo de amor, todos los episodios y la promulgación de la historia, susurran Su nombre.